Federico García Lorca i la tardor!
Tan, tan.
¿Quién es?
El otoño otra vez.
¿Qué quiere el otoño?
El frescor de tu sien.
La luz del otoño
tiene el dulce encanto de las madres buenas.
Mece a los paisajes
en rosa sonoro
con manos de frondas
y manos de niebla
Madres de todo lo bello.
Sois eternas, magníficas, tristes
como tardes calladas de octubre,
que al morir, melancólicas, vagas,
una noche de octubre las cubre.
Siento que toda el alma
se me cuaja en otoño.
Mi juventud se torna
tristeza matinal
El otoño ha dejado ya sin hojas
los álamos del río
El agua ha adormecido en plata vieja
al polvo del camino.
Las manos aún mojadas de misterio
te crean un frío
anochecer de otoño, cuando mueren
los pájaros y el ruido
de la lluvia nos hace amar la lámpara,
el corazón y el libro.
Tarde lluviosa en gris cansado,
y sigue el caminar.
Los árboles marchitos.
Mi cuarto, solitario,
y los retratos viejos
y el libro sin cortar...
Sol de oro antiguo.
Crepúsculos de otoño.
Preludios de noche oscura.
Cipreses. Flores de llanto y corazón.
En la tarde lluviosa
y en la tarde brumosa
mi corazón aprende
la tragedia otoñal
que los árboles llueven.
Las arquitecturas de escarcha
las liras y los gemidos que se escapan
de las hojas diminutas
en otoño mojando las últimas vertientes,
se apagaban en el negro de los
sombreros de copa.
Tarde lluviosa en gris cansado.
Los árboles de otoño semejan enormes
tocados
de oro macizo en cabezas de mujeres
gigantes,
moviéndose dulces en brumas de la vega,
vibrantes.
Payaso del guante
Colección Enrique Lanz, Granada
Pierrot priápico
Colección Fundación Federico García Lorca, Madrid
Ilustración del 900
Museo de Bellas Artes de Cuba, La Habana
Payaso
Colección Manuel Fernández-Montesinos García, Madrid
Poemes i dibuixos d'en Federico García Lorca
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